Descripción del producto
El ciprés es un árbol de hasta 25 metros. La copa suele ser piriforme y el follaje de tonos gris-azulados. La corteza del tronco es de color marrón rojizo, muy vistosa, y de la que se desprenden tiras o placas. Hojas de 1,5 a 2 milímetros de longitud, de color verde azulado y hasta con tonos grisáceos, frecuentemente con una apreciable exudación resinosa de aspecto céreo o resinoso en el dorso. Las flores del ciprés masculinas son amarillas, y visibles muchas veces desde el otoño. Las piñas son esferoidales, de 2 a 3,2 cm de diámetro, con 6 a 8 (rara vez 10) escamas terminadas en un mucrón agudo y de color variable, según estén más o menos cubiertas de una sustancia cérea de color gris azulado (semejante a la que recubre las ciruelas) o bien de color pardo rojizo.
El ciprés es un género formado por árboles y arbustos resinosos en sus tejidos verdes y que, en las especies de nuestro entorno geográfico, tienen las ramillas de tipo cupresoideo (no planas). Las hojas se disponen de forma opuesta. Cuando las plantas son muy jóvenes presentan hojas aciculares; luego cuando la planta tiene algunos años, las hojas son escuamiformes. Son especies monoicas. Los conos masculinos aparecen en el extremo de las ramillas y son de color amarillo. Los femeninos se sitúan hacia la base de las ramillas y son poco aparentes por su aspecto verdoso. Las piñas (frecuentemente llamadas gálbulos) son leñosas y de maduración bienal, globosas a subglobosas, con las escamas peltadas y multitud de semillas en su interior.
Las especies de este género tienen la madera muy aromática, sin resina, con la albura amarillo-blanquecina y el duramen pardo. En nuestro territorio se cultiva como seto y como árbol en los parques debido a su austeridad.
Es muy resistente a la sequía, relativamente tolerante a los fríos y a las heladas y capaz de vivir en casi todo tipo de suelos, hasta los algo yesosos, pero intolerante a los encharcados.