Huffingtonpost

1 de noviembre de 2022
recordarium

Polvo eres y en polvo te convertirás, y puede ser sin contaminar

Los funerales ecológicos son una tendencia en Europa que en nuestro país aún tardará en hacerse realidad, aunque ya hay iniciativas que buscan convertir los entierros en naturales despedidas.

Hace sólo unas semanas, el PSOE registró una proposición no de ley para minimizar el impacto ambiental y sobre la salud de los hornos crematorios.

 

Entre otras medidas planteaba utilizar ataúdes de cartón ondulado o de otros materiales vegetales distintos a la madera, vestir al difunto con ropa de fibra textil natural, evitar tratamiento de tanatopraxia y que los nuevos crematorios se ubiquen en suelos de clasificación industrial, fuera de los núcleos urbanos.

 

El PSOE recordaba en su iniciativa que “numerosos estudios advierten de que la incineración de cadáveres humanos produce emisiones contaminantes peligrosas para la salud”. Y aunque la legislación vigente ya obliga a los titulares de estos servicios a realizar controles y a disponer de los equipos de filtración necesarios para reducir la carta de tóxicos de sus emisiones, “no siempre se aplican las mejores técnicas disponibles de descontaminación, especialmente en instalaciones antiguas”.

El debate estaba servido y no pocos se apresuraron a criticar la propuesta calificándola de imposible, más caras o de venirse aplicando ya.

Lo que está claro es que la posibilidad de un entierro ecológico, aunque aún es minoritaria, es una tendencia al alza y cada vez son más las iniciativas que abren el camino a la celebración de ritos y funerales de despedida menos contaminantes y más sostenibles.

Un bosque, la despedida sostenible sin desigualdad

En la salida 43 de la A-5 se encuentra Recordarium, el Bosque del Recuerdo, la primera alternativa legal —después de cuatro años de luchas con la administración pública consiguieron las licencias— y ecológica al columbario tradicional.

“Es el primer bosque donde depositar las cenizas que existe en España de forma 100% ecológica y sostenible. Y que está 100% en terreno rústico, en un bosque de verdad y no anexo a ningún cementerio. Porque hay cementerios que están intentando cosillas parecidas a lo que hacemos nosotros. Por ejemplo, un jardín para esparcir la cenizas o que en los árboles del propio cementerio se pueda hacer algo… ”, cuenta Ana González Alonso, una de las creadoras de este especial bosque que enseguida explica por qué ellos no querían estar ahí. “Ahí estás pegado a algo que nosotros no queremos: panteones, gárgolas, mármoles, criptas, nichos… En un cementerio convencional ves mucha tristeza y desigualdad, de los pequeños nichos a los grandes panteones. Aquí todo el mundo es un árbol y el árbol es el símbolo de la vida que esa persona ha vivido: es cambiar una vida por otra. Este es un terreno que es campo campo, desde el que solo ves la sierra de Gredos,  Guadarrama, viñedos, encinas, olivares… Aquí vuelves a pertenecer a la tierra y eres igual que el resto. La única diferencia es que el árbol haya crecido más o menos, o que hayas elegido un árbol ya plantado con la copa más grande, o un madroño arbustivo, o un olivo centenario o más pequeñito…”, detalla sobre la concepción de este proyecto.

 

Más de 15 hectáreas de terreno, entre encinas, olivos, viñedos, madroños, sauces, almendros, granados, olmos, dos lagos, una dehesa y diversas plantaciones de especies autóctonas forman este idílico escenario. “En cada árbol se pueden depositar las cenizas de diez seres queridos. Es precioso porque ves árboles con cuatro familiares, porque a los pies del árbol hay una rodaja de madera serigrafiada con el nombre de las personas que están ahí…”. Cuenta Ana, además como curiosidad, que donde se han esparcido cenizas, hay mucha más hierba verde que en las zonas en las que no: ”Tarda como cinco meses pero, de repente, ves cómo se va poniendo más verde. ¡Qué honor, qué maravilla generar vida!”, relata entusiasmada.

Además, insiste con orgullo en que son emisores negativos de CO2: “Plantamos árboles y absorbemos un montón de CO2. Y no generamos apenas nada porque ya nos vienen las cenizas”.

¿Y quién recala en este bosque? “Gente de todo tipo: super ecologista, gente emocional, católicos, agnósticos, de otras religiones…  En el bosque hay un altar donde se hacen misas de campo y se dan misas católicas, pero hemos tenido ritos judíos y católicos juntos, hemos tenido ritos folclóricos… Es precioso, porque la gente es libre de elegir la ceremonia que quiere y preparamos la despedida como ellos quieran”, detalla Ana González.

En cuanto al precio, asegura Ana que su idea también ha sido aliviar esa sensación de que morirse sale carísimo: esparcir las cenizas en la naturaleza cuesta unos 250 euros y plantar un árbol, desde 699, y es perpetuo. “Polvo eres y en polvo te convertirás. Ya quedas integrado con la tierra y nadie te puede decir ‘saca de ahí esas cenizas’. El recuerdo está ahí y el árbol es el símbolo de esa vida”, concluye.

https://www.huffingtonpost.es/entry/polvo-eres-y-en-polvo-te-convertiras-y-puede-ser-sin-contaminar_es_635a7788e4b01c1b94e33dcb.html
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